Lunes, Octubre 13, 2014
Aveces puede que encontremos más fácil ser amables con los demás que con nosotros mismos. Quizás nos condenemos por errores pasados. Sin embargo, podemos liberarnos de la autocondenación al dejar de pensar con dureza. Hemos crecido y aprendido con cada experiencia.
Si surgen pensamientos del pasado, afirmamos: Bendigo la experiencia y a quienes les atañe. He aprendido y crecido. Soy libre ahora para expresar las cualidades de Dios en mí.
Al dejar ir el pasado, abrimos el camino para que un nuevo bien entre a nuestras vidas. Nos liberamos de toda carga. Estamos listos para recibir las bendiciones que Dios tiene para nosotros ahora.