Jueves, Julio 6, 2017
Puede que me enternezca cuando un niño espontáneamente me dé un abrazo. De igual manera, puedo sentir gran gozo cuando mi mascota querida me recibe al llegar a casa o cuando un ser querido me sorprende con un regalo.
Nos reconocemos unos a otros de corazón cuando actuamos y hablamos con intenciones honestas. Al reflexionar sobre mis acciones, recuerdo evaluar mis motivos. ¿Dije o hice algo hoy simplemente porque quería hacerlo o porque sentía que debía hacerlo? ¿Provino de un lugar de bondad en mí? ¿Expreso compasión a todo el mundo todo el tiempo? Al recordar que lo que doy regresa a mí, elijo dar partiendo de un corazón puro y abierto.